Nada es más libre que la imaginación humana

«No son palabras mías, (que mas quisiera) son del filósofo David Hume.⁠⁠⁠⁠La belleza es la cualidad subjetiva que otorga un placer sensorial, intelectual o espiritual a algo que se observa. ⁠⁠Es hacer que ese algo, que la idea en cuestión, sea deseable⁠⁠Pero hay algo más, buscamos algo más. ⁠⁠⁠⁠Existe una historia clásica de origen árabe que cuenta que un mercader va a una ciudad en día de mercado. A la entrada de la ciudad encuentra un mendigo al que da dos monedas de cobre. Al salir por la tarde de la ciudad, tras hacer sus negocios, vuelve a ver al mendigo y le pregunta qué ha hecho con las dos monedas de cobre que le dio. A lo que éste responde: con una compré un pan para tener con qué vivir, y con la otra me compré una rosa para tener por qué vivir.⁠⁠⁠⁠La belleza tan necesaria como el comer.Pero cuando Hume dice “(…) existe en el espíritu de quien las contempla”, re-dirige la responsabilidad a la voluntad de quien mira.⁠⁠No me digas que no son una palabras cargadas de profundo alivio. ¿Notas cómo quitan presión al significado?⁠⁠⁠⁠La belleza son instantes⁠⁠Instantes en los que captamos un chispazo, una revelación repentina, la sutileza. Momentos en los que la vida se hace más ancha, y cabe todo en ella. La esencia se compone de belleza. ⁠⁠⁠⁠Es tu esencia, ¿no? Pues es tu belleza.⁠⁠»Por otra parte, David Hume, muestra el poder de la subjetividad al asegurar que “la belleza de las cosas existe en el espíritu que las contempla”. Es decir, la belleza tiene el valor del “para mí” que difiere del concepto de fenómeno propio de Kant. Cuando te sorprendes por la belleza de un objeto o de un hecho, allí, también, florece tu propia belleza interior.